viernes, 10 de diciembre de 2010

Matar al que reclama tierra es PRO...y K




Por Claudio Puntel.

Parece que no entienden nada. No aprendieron ni una lección de la historia. ¿Hasta dónde piensan seguir subestimando al pueblo? ¿Cuánto puede durarles la camiseta encogida del doble discurso? El martes, las dos policías bravas -la Metropolitana de Macri y la Federal que maneja Cristina Fernández- volvieron a matar. Han vuelto a derramar sangre de los despojados de tierras. Como advierte Beba Balvé en su libro póstumo: No jodan con el pueblo. El escarmiento llega y la injusticia es tan petisa como la mentira.

En la Argentina, hay varios problemas estructurales -de esos que definen qué política es nacional y popular y cuál es su contrario- uno de ellos es la cuestión del reparto de las tierras. Lo que Macri and Co. hacen al respecto en la capital es coherente con lo que ellos dicen y aparentan ser: unos reaccionarios fascistas que no escatiman palos y cárceles para los sectores más explotados. Y que están dispuestos a rapiñar hasta las parcelas de los cementerios con tal de hegemonizar el negociado inmobiliario. El problema se complejiza cuando los que enarbolan la blableta progre de los derechos humanos y la redistribución hacen lo mismo. Y lo peor es que los palos siguen cayendo... y matan.

La represión kirchnerista asesina en Bariloche, en Avellaneda, en Formosa, en Villa Soldati. “Me siento Sarmiento repartiendo netbooks”, dijo la presidente hace unos meses. Debería sentirse Sarmiento por unas cuantas razones más. “No ahorrar sangre de gauchos”, proponía el sanjuanino. Los K cumplieron con creces al agregar al derrame la sangre de trabajadores, jóvenes luchadores, originarios, desocupados, pibes de las villas.

Ayer cayeron bajo el plomo conjunto de la Policía Federal y la Metropolitana dos compañeros jóvenes, trabajadores e inmigrantes. Bernardo Salgueiro, paraguayo de 22 años, y Rosemary Puña, boliviana de 24 abonaron con su sangre la tierra que descansa ociosa bajo los malezales. La policía se apuró a aclarar que el asesinato fue con un calibre que ellos no usan. Todos sabemos que calzan 9 mm para las pistolas y 12 para las escopetas; pero al qom Roberto López los policías de Insfrán le clavaron un cuchillo, además de tirarle con armas de fuego.

Es sabido que el progresismo kirchnerista casi nunca se junta con la derecha destituyente que representa Macri (Mauricio, porque con Franco Macri sí se juntan, se asocian para los negocios y se tiran flores, besos y piropos); es más, entre ellos la disputa por el poder económico y político es sanguinaria y a bayoneta calada. Pero a la hora de reprimir al pueblo, no dudan: palo y a la bolsa. Los une el odio de clase, la xenofobia y la ambición; en eso tampoco dudan. A los piratas ingleses que violan nuestra soberanía les mandan a decir con un lenguaraz que no se preocupen, que no vamos a reclamar nada; mientras encañonan al pueblo que se pone de pie.

A ver don Foster, don Horacio González, vayan y escríbanle una carta abierta a las 1500 familias sin techo de Soldati y la Villa 20 para explicarles que las balas de la Metropolitana venían desde la derecha destituyente; pero las de la Federal eran disparadas por las armas de la centro izquierda nacional y popular; tal vez no les crean. Anímese don Verbitsky y redáctese un artículo en Página 12 para hacerles entender a esos energúmenos de la indiada qom que no pueden andar ventilando la pobreza en el país del INDEC dibujado. Venga don Ignacio Copani; compóngase una tarantelita fiestera contra Mariano Ferreyra (ya sé que no es lo mismo que Cobos, pero con un par de minutos en 678, los igualamos). No se quede don Carlos Heller; que siga la fiesta del verso y chamuyo; no les importe seguir violando la memoria de nuestros mártires con cuyos nombres se llenan la boca. Nosotros, que empezamos por las páginas de atrás el diario de Irigoyen que ustedes leen y escriben, ya sabemos lo que dice el horóscopo.